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Shih / El Ejercito
arriba K’un, Lo Receptivo, la Tierra
abajo K’an, Lo Abismal, el agua
¿Cómo reunir fuerzas? ¿Cómo reunir recursos?
Este es uno de los hexagramas que cuando nos sale en una lectura de I Ching como consejo, nos invita abrirnos a estos interrogantes.
Es la línea fuerte, en el segundo puesto, la que toma la dirección, concentra las fuerza y todas las demás líneas son las que lo siguen.
Esto que vemos en la descripción de un ejército real con su necesidad de orden y disciplina, está todo bien. Ahora, llevemos esto al ámbito de los negocios, de lo de lo administrativo económico, del trabajo, inclusive de un vínculo. El ejercito nos pide concentrar las fuerzas en un punto, para lograr un objetivo. También, podemos referirnos a la concentración necesaria para un examen. También a la acción de nuestro sistema inmunlogico frente a una enfermedad, o, cuando nos ponemos a dieta. Son momentos donde necesito tener, una firme decisión y fuerza interna. Pero también es cierto que no podemos sostener esa tención eternamente.
Whilhelm en el texto lo expresa claramente cuando dice:
“…Cada campesino, cuando amenaza el peligro, se convierte en soldado y al término de la guerra retorna a su puesto junto al arado…”
Signos Nucleares
De hecho, si observamos sus Nucleares vemos que adentro del Ejercito se Encuentra El Retorno H24
El ejercito también se refiere a un movimiento social, el cual emerge en momentos donde tenemos la sensación de que no podemos hacer nada individualmente, frente a las decisiones que toman otros. Sin embargo, El Ejercito es ese poder invisible alojado en cada uno de nosotros, un poder que emerge cuando hay algo que perturba a muchos. Entonces la gente sale a la calle, se moviliza, sale a manifestarse uniendo sus fuerzas en un propósito. Esto mismo hoy podemos asimilarlo a la fuerza de las redes.
LAS LINEAS
Las Líneas según su posición nos muestra el rol que ocupo en referencia al ejército.
Así, la segunda línea es el general del ejército, representa al líder. Es como William Wallace en la película “Corazón Valiente”. Donde él no solo los organizaba,, los incentivaba, les daba un objetivo por qué luchar. Pero él iba al frente, no se quedaba atrás dirigiendo y observando mientras los otros se mataban en la batalla. Al ser la línea central del trigrama inferior, el liderazgo surge naturalmente del pueblo, forma parte del pueblo y es reconocido por el soberano como líder, que es el blando en el quinto puesto. Si los llevamos al ejemplo en una empresa, es un jefe o un gerente que responde al director.
A la tercera línea nadie lo sigue. Al ser una línea blanda, no tiene fuerza para conducir, no tiene espíritu de líder.
La cuarta línea nos habla de saber hasta dónde uno puede llegar. Fíjense que si esta línea muta,se transforma en La Liberación h40. Sabe cuándo puede avanzar y cuando no.
La sexta línea plantea no quedar comprometido en una asociación que pueda llegar a condicionarme. Paga los servicios con dinero, pero no lo hagas socio de tu empresa. Salvo que exista una afinidad muy profunda. Porque de lo contrario esa asociación puede llegar a desvirtuar el rumbo.
CONCLUCIONES
Para redondear, cuando hablamos del ejercito también podemos referirnos al sistema inmunológico, el cual se activa frente a una amenaza. Entonces, muchas de nuestras funciones bajan su nivel de consumo de energía para que el sistema inmunológico avance. Necesitamos hacer reposo, se redirecciona la energía, y nuestra actividad cotidiana se ve disminuida. Luego volvemos a recuperar la energía y retornando poco a poco a la vida normal, como nos lo cuenta el hex el Retoro al cual ya hicimos referencia.
Fíjense que, algunas veces otros hexagramas nos recomiendan “hacer marchar ejércitos”, como el dictamen de El Entusiasmo H16 “Es propicio
designar ayudantes y hacer marchar ejércitos”. También la sexta línea del H15 La Modestia, nos dice, “es propicio que se pongan en marcha ejércitos a fin de castigar la propia ciudad y el propio país”.
O, sexta línea de el hexagrama 24 El Retorno donde plantea “…Desgracia desde afuera y desde adentro.
Si de este modo hace uno marchar ejércitos, sufrirá finalmente una gran derrota…”, En todos estos ejemplos aparece una mirada de nosotros mismos como un reino, y nos recomienda organizar todo nuestro ser en procura de un logro, de una conquista de nosotros mismos.
De hecho, hay imágenes y diagramas dentro del taoísmo y la medicina tradicional China en la cual representan el cuerpo como un reino, donde el cuerpo sólo tiene sentido comparado con el Universo. Una ciudad donde se ven personajes y se asignan roles atribuidos a distintos órganos y viseras. El que dirige y organiza es el emperador, el corazón, el general del ejército es el hígado, el estómago es el granero y los riñones, los ministros.
Entonces, ¿Cómo organizamos ese ejército en post de un objetivo, como por ejemplo combatir una enfermedad y conquistar nuestra salud y equilibrio. Para eso necesitamos ordenarnos en una determinada disciplina.
Hasta La próxima
Laura Paradiso
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en la versión de Richard Wilhelm leemos:
Shih / El Ejercito
arriba K’un, Lo Receptivo, la Tierra
abajo K’an, Lo Abismal, el agua
Este signo se compone de los signos primarios K’an, el agua, y K’un, la tierra. Se simboliza así el agua subterránea que va juntándose en lo interior de la tierra. Del mismo modo se reúnen las fuerzas del ejército en medio de la multitud de un pueblo: invisibles en la paz, pero disponibles en todo momento como fuente de poder. Los atributos de los signos primarios son: en lo interior peligro y en lo exterior obediencia. Esto indica la naturaleza del ejército, que en su esencia mas íntima es una entidad peligrosa, mientras que en su manifestación exterior debe reinar la disciplina y la obediencia.
Desde el punto de vista de las líneas individuales, el rector del signo es el fuerte “nueve en el segundo puesto” al que se subordinan los demás trazos, todos blandos. Esta línea designa al mandatario, ya que ocupa el centro de uno de los dos signos primarios. Pero como se ubica en el de abajo y no en el de arriba, no representa la imagen del soberano, sino la del hábil general que mantiene al ejército en obediencia gracias a su autoridad.
EL DICTAMEN
El ejército requiere perseverancia y un hombre fuerte. Ventura sin falla.
El ejército constituye una masa que, para convertirse realmente en ejército, requiere organización. Nada se puede lograr sin una firme disciplina. Mas esta disciplina no es posible obtenerla a la fuerza y con medios violentos, sino que reclama a un hombre fuerte al cual se vuelquen los corazones y que despierte entusiasmo. Este, para poder desplegar sus dotes, debe contar con la confianza incondicional de su soberano, quien ha de dejar en sus manos la plena responsabilidad mientras dure la guerra. Pero una guerra es siempre una empresa riesgosa que acarrea danos y devastación.
Por eso no se la debe iniciar con ligereza; únicamente debe recurrirse a ella como se apela a un remedio venenoso, y en última instancia. Un conductor experto ha de explicarle al pueblo con toda claridad la causa justa y presentarle un objetivo de guerra evidente y comprensible. Solo si existe un objetivo perfectamente determinado, por el cual el pueblo sea capaz de jugarse conscientemente, nacen, la unanimidad y la fortaleza de la convicción que conducen a la victoria. Pero el guía también debe cuidar de que en medio de la pasión guerrera y de la embriaguez del triunfo no se produzcan hechos injustos que no merecerían la aprobación general. La justicia y la perseverancia son las condiciones fundamentales para que todo marche bien.
LA IMAGEN
En medio de la tierra hay agua: la imagen del ejército. Así el noble, en virtud de su magnanimidad para con el pueblo, acrecienta sus multitudes.
El agua subterránea permanece invisible en medio de la tierra. Así también el poder guerrero del pueblo se oculta invisible en sus multitudes. Cada campesino, cuando amenaza el peligro, se convierte en soldado y al término de la guerra retorna a su puesto junto al arado. Quien se muestra magnánimo con el pueblo conquista su amor, y el pueblo que vive bajo un régimen benigno se torna fuerte y poderoso. Únicamente un pueblo con una sólida económica puede tener relevancia en cuanto potencia bélica. Debe cultivarse, pues, esa potencia fomentándose las relaciones económicas del pueblo, mediante un gobierno humanitario. Únicamente si existe este lazo invisible entre gobierno y pueblo, que hace que el pueblo se sienta albergado como el agua subterránea en la tierra, es posible conducir una guerra victoriosamente.
LAS DIFERENTES LINEAS
Al comienzo un seis significa:
Un ejército ha de partir en perfecto orden. Cuando no es bueno el orden, amenaza la desventura.
Al iniciarse una empresa bélica es necesario que refine el orden. Debe haber una causa justa y convincente, y la obediencia y la estructuración de las tropas deben organizarse perfectamente, pues en caso contrario el fracaso será la inevitable consecuencia.
Nueve en el segundo puesto significa:
¡En medio del ejército! ¡Ventura! ¡Ninguna falla! El rey confiere un triple galardón.
El conductor debe hallarse en medio de su ejército. Debe sentirse en contacto con él y compartir con las multitudes a las que conduce tanto lo bueno como lo malo. Solo de este modo hará justicia a la grave responsabilidad que pesa sobre él. Para ello le es necesario el reconocimiento del soberano. Las distinciones que obtiene son justificadas, ya que no son fruto de una preferencia personal; antes bien se honra en la persona del conductor a todo él ejército en cuyo medio él permanece.
Seis en el tercer puesto significa:
Acaso el ejército conduzca cadáveres en el carruaje. ¡Desventura!
Una de las explicaciones pertinentes seria la una derrota, en razón de haberse inmiscuido en la conducción alguien que no es el guía predestinado. Otra explicación existente coincide, en su sentido, con la anterior, solo que la expresión “conducir cadáveres en el carruaje” se interpreta de otra manera. En ocasión de los sepelios y sacrificios mortuorios se observaba en China una costumbre por la cual el extinto, a quien se ofrendaba en sacrificio, era representado por un niño varón de la familia, sentado en el sitio destinado al cadáver, y al que se honraba en reemplazo del extinto. De ahí la mencionada explicación deriva la interpretación según la cual en el carruaje en cuestión va sentado un “niño cadáver”, vale decir que la autoridad no es ejercida por quien corresponde, sino que hay otros que la usurpan.
Tal vez toda la dificultad pueda obviarse mediante la suposición de un error de escritura (fan = todos, en lugar de shi = cadáver. En tal caso el sentido seria sin más: si acaso la multitud se hace dueña del ejército (viajando en el carruaje), las consecuencias serán desventuradas.
Seis en el cuarto puesto significa:
El ejército se retira. No hay falla.
Si uno se enfrenta con un enemigo superior, con el cual la lucha no tendría perspectiva alguna de éxito, una retirada en orden será lo único adecuado, pues así él ejercito se preservara de la derrota y la disolución. No es de ninguna manera señal de coraje o fuerza empecinarse en librar, cueste lo que cueste, un combate sin esperanza de éxito.
Seis en el quinto puesto significa:
En el campo hay un montaraz. Es propicio apresarlo. No hay falla. Conduzca el de más avanzada edad el ejército. El más joven conduce cadáveres; así la perseverancia acarrea desventura.
El animal salvaje se halla en el campo; vale decir, abandono su morada, el monte, y ha irrumpido en los campos devastándolos. Esto alude a la irrupción del enemigo. En tal caso se justifica plenamente la lucha enérgica y la punición. Pero el combate debe conducirse de acuerdo con todas las reglas. No ha de convertirse en un turbulento caos donde cada cual se defiende como puede. Esto, aun con máxima perseverancia y valentía, llevaría a la desventura. Bien al contrario, el ejército ha de ser guiado por un experto conductor. Es necesario llevar adelante una acción bélica. No es lícito que la multitud se empeñe en matar y liquidar simplemente todo lo que cae en sus manos, pues de este modo solo se obtendrá una derrota y, pese a toda perseverancia, predominaría la amenaza de la desventura.
Al tope un seis significa:
El gran príncipe emite órdenes, funda estados, otorga feudos a familias. Hombres vulgares no deben utilizarse.
La guerra ha llegado a su victorioso fin. Se ha conquistado el triunfo. El rey reparte feudos y posesiones familiares entre sus leales. Pero es importante que las gentes vulgares no puedan llegar al poder. Si han contribuido con su ayuda, debe pagárseles con dinero. Pero no deben concedérseles predios ni derechos señoriales, a fin de que no se produzcan abusos.
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