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26 – La Fuerza Domesticadora de lo Grande / Ta Ch’u
arriba Ken, El Aquietamiento, la montaña
abajo Ch’ien, Lo Creativo, el Cielo
Este hexagrama nos invita a realizar una revisión, a dar una mirada al contexto y explorar el pasado aquietando el impulso de acción. Ken, la Montaña, está llena de misterios, de tesoros ocultos y nos invita a descubrir profundizar y rememorar, esto valioso que viene del pasado.
Al familiarizarme con hechos, relaciones, estudios, legados o lo que sea del pasado, rescatamos lo valioso de este y puedo traerlos al presente actualizándolos. Porque, en definitiva, lo que me pide la Fuerza Domesticadora de lo Grande es que Lo Creativo, que se encuentra en el interior, mantenga vigencia, trayéndolo al presente, encausándolo.
Por eso cuando este hexagrama aparece en una consulta nos invita a observar que sucedió, en referencia al asunto en cuestión y a partir de ahí… “no comer en casa”. Uno come la mayoría de los días en su casa, y ciertamente esta frase, entre otras posibilidades, me invita a salirme de un hábito, de un patrón, sea este emocional, mental o vincular, que viene repitiéndose, que tiene mucha potencia y puja por imponerse. Para lograr eso necesito retener la fuerza de lo que sale de forma impulsiva, automática como mecanismo y recorrer otro sendero en lugar del que señala la huella de la costumbre.
También, no comer en casa es nutrirme de una cultura que no es la de origen. Por ejemplo, nosotros al consultar al I Ching nos estamos nutriendo de un texto milenario de la cultura china que contiene símbolos, relatos e historias que de alguna forma nos son ajenos. Sin embargo, su universalidad intrínseca hace que podamos asimilarlo a nuestro presente.
Como decíamos, este hexagrama trae al presente la joya de Lo Creativo, la potente fuerza creadora del Cielo, con sus leyes, enseñanzas y verdades. Invitándonos a ponerlas en práctica hoy.
El I Ching nos relata como la circulación del Cielo da cuenta de una realidad en continuo movimiento, interacción y cambio. En este caso La Montaña lo contiene y permite que se exprese actualizado y vivificado en nuestro interior. Ubicándonos en tiempo y espacio presente, mostrando un camino de transformación y despliegue, a miles de kilómetros y hace miles de años del momento de su postulación.
Esta es la característica de la filosofía perenne que rodea al I Ching.
Desde esta visión es que un sabio maestro Chino, en algún rincón de un antiguo imperio y en contacto con lo trascendente se inspira hace 3000 años; y yo resueno hoy en Buenos Aires con esa misma imagen que me transmite una verdad y un sentido profundo para mi momento actual.
Continuemos con el Poder de lo Grande.
¿Qué me quiere decir este hexagrama cuando lo recibo en una consulta al I Ching?
En principio este Hexagrama me plantea que será preciso recordar para comprender.
Los grandes maestros siempre nos dicen que en el proceso que llamamos de aprendizaje en realidad estamos recordando. Rescatamos del pasado la semilla de lo que hoy me está sucediendo. Porque lo que me sucede hoy es el resultado de un largo proceso.
La montaña y el cielo nos están pidiendo aquietamiento y elevación. Una mirada más amplia. Devanar los hilos de una madeja enredados y reconstruir una trama.
Pero, ¿para qué reconstruir una trama del pasado?
Simplemente porque si nos topamos con este hexagrama en una consulta, el I Ching me está mostrando que el tema por el cual consulto se enlaza con algo implícito desde siempre en mí.
Para poder hacerlo ciertamente tengo que animarme, cruzar las grandes aguas, que implica atravesar esta corriente poderosa llevándome a otro estadio de mí misma.
Para eso necesito sujetar fuerte esto Creativo que llevo adentro, contenerlo y darle un cauce para que pueda expresarse con la potencia que tiene, sin que me arrastre o lleve por delante.
Cada una de las líneas me van a decir según su posición, donde estoy parada al respecto y que actitud necesito tomar para encausar esta potencia que puja por expresarse. Donde el Trigrama interior/inferior Ch’ien, El Cielo, quiere avanzar y el superior/exterior Ken, Montaña, lo detiene.
Pero vamos un poquito más a fondo
Si analizamos los cuatro trigramas que forman parte de este hexagrama Ch’ien y Ken, pero incluimos sus signos nucleares, Tui, Lago y Chen, Trueno.
Observemos que Tui y Chen, al igual que Ch’ien, tienen un movimiento ascendente, el único qué tiene un movimiento descendente es Ken, La Montaña, siendo la encargada de contener toda esta energía que de diferentes maneras empujan hacia arriba.
¿Pero para que lo freno? ¿solo de puro molesta?
Esta sensación de freno no es un freno sin sentido. Puede ser una posibilidad para detener un impulso, para replantear algo o darle un cauce más creativo o sutil. Esperar el momento preciso para actuar, emprender, hablar, o lo que sea. También es un freno que me pide profundizar y entrenarme en las herramientas que tengo, para perfeccionar y refinarme en la tarea que tengo delante; y así, poder asumir la responsabilidad que implica el conducir algo fuerte y grande.
Lo domestica para que se sutilice, se interpone para que esa energía se exprese productivamente. Los que conocen algo de astrología, saben que cualquier aspecto de Saturno va a inhibir y frenar lo que toque, pero para esencializarlo.
Para interesados en Astrología, este hexagrama podría asimilarse a un aspecto de Saturno al Sol, de aquello que puja por ser, por expresarse. Es la misma cualidad energética. Por eso me dice “domestica lo grande”.
Ahora, la última Línea de este hexagrama nos dice:
Al tope un nueve significa:
Se alcanza el camino del cielo. Éxito.
El tiempo de la represión ha pasado. La fuerza largamente acumulada gracias a la represión, se abre camino y obtiene gran éxito. Se trata de un sabio, honrado por el gobernante, cuyos principios llegan a imponerse y modelan el mundo.
Los limites serán los que cada uno establezca.
Aquí la línea superior de Ken, que también simboliza una puerta, se abre, transformando este hexagrama en La Paz. (11)
Porque puedo domesticar, puedo inhibir, pero hay un momento donde necesito permitir que esta energía poderosa se exprese.
Para concluir vuelvo a esta frase que me parece sumamente interesante:
“Trae Ventura no comer en casa”
Es cierto que eventualmente esta energía puede transformarse en algo incontrolable, pero encausada es sumamente poderosa y productiva. En definitiva, esta frase me está invitando a jugarme y asumir la responsabilidad de encausar algo fuerte, muy potente y personal que está a dentro. En este hexagrama el I Ching me dice: Anímate a buscar tu propio camino, a vivir esta instancia que no es habitual, que quizá no es de la manera que lo estabas esperando, que implica un entrenamiento, pero que sin embargo… tiene el Cielo adentro.
Hasta La próxima
Laura Paradiso
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en la versión de Richard Wilhelm se lee:
arriba Ken, El Aquietamiento, la montaña
abajo Ch’ien, Lo Creativo, el Cielo
Lo “creativo” es domesticado, amansado, por el “aquietamiento”. Esto confiere gran fuerza, de modo muy distinto de lo que sucede en el Nº 9, donde sólo lo “suave” amansa a lo “creativo”. Mientras allí es un solo trazo débil el que ha de domar a los cinco trazos fuertes, aquí se trata de dos; aparte del ministro, está además el príncipe. De ahí que su fuerza domesticadora sea mucho más poderosa. Este signo implica un triple significado: el cielo en medio de la montaña da la idea de firme sostenimiento, de sujeción = mantener junto, unido; el signo Ken, que mantiene quieto al signo Ch’ien, da la idea de firme sostenimiento o sujeción = detener, mantener detenido; por lo demás, al ser el rector del signo en lo alto un trazo fuerte al que se honra y atiende como a un sabio, surge la idea de firme sostenimiento o sujeción = dar sustento, alimentar, atender, criar. Esta última idea cobra vigencia especialmente en el caso del rector del signo, el fuerte trazo superior que representa al sabio.
EL DICTAMEN
La Fuerza Domesticadora de lo Grande.
Es propicia la perseverancia.
Trae ventura no comer en casa.
Es propicio atravesar las grandes aguas.
Para sujetar y acumular fuerzas grandes y creadoras se requiere un hombre fuerte y lúcido al que honra el gobernante. El signo Ch’ien indica una potente fuerza creadora, el signo Ken firmeza y verdad; ambos indican luz y claridad y una diaria regeneración del carácter. Sólo mediante tal auto regeneración cotidiana permanece uno en la cúspide de su vigor. Mientras que en épocas tranquilas la fuerza de la costumbre contribuye a mantener el orden, en épocas grandes (excepcionales) como ésta, de acumulación de fuerzas, todo dependerá del poder de la personalidad. Mas, puesto que los dignos se ven honrados, como lo demuestra la fuerte personalidad a quien el gobernante ha confiado la conducción, resulta que es favorable no comer en casa, sino ganarse el pan en la vida pública, mediante la aceptación de un cargo, de una función. Uno se encuentra en armonía con el cielo; por eso se obtiene éxito aun en empresas difíciles y riesgosas como el cruce de las grandes aguas.
LA IMAGEN
El cielo en medio de la montaña:
La imagen de La Fuerza Domesticadora de lo Grande.
Así el noble se familiariza con multitud de dichos de tiempos remotos y de hechos del pasado,
a fin de afirmar de esta suerte su carácter.
El cielo en el centro de la montaña señala tesoros ocultos. Del mismo modo, en las palabras y los hechos del pasado se esconde un tesoro que puede ser utilizado para lograr la afirmación y el acrecentamiento del propio carácter. He ahí la recta manera de estudiar: la que no se limita al saber histórico, sino que transforma cada vez lo histórico en actualidad, mediante la aplicación de ese saber.
LAS DIFERENTES LINEAS
Al comienzo un nueve significa:
Hay peligro. Es preciso desistir.
Bien desearía uno un enérgico avance. Las circunstancias, empero, implican un impedimento. Uno se ve sujetado, detenido. Así, querer forzar el progreso conduciría a la desgracia. Por lo tanto, será mejor entrar en razón y esperar hasta que a las energías acumuladas se les abra una salida.
Nueve en el segundo puesto significa:
Al carruaje se le quitan los bujes del eje.
Aquí el avance se ve frenado de un modo parecido a lo que ocurre en el caso de La Fuerza Domesticadora de lo Pequeño (Nº 9, nueve en el tercer puesto). Pero mientras que allí el poder obstructor es pequeño, y se produce un conflicto entre lo que puja hacia adelante y lo que frena, y en consecuencia al carro se le saltan los rayos de las ruedas, aquí ese poder es indiscutiblemente superior. De ahí que no haya lucha. Uno se somete y, por lo pronto, se le quitan al carruaje los soportes de los ejes, vale decir que por el momento se limita uno a esperar. Así va concentrándose la elástica fuerza de tensión, necesaria para un enérgico avance ulterior.
Nueve en el tercer puesto significa:
Un buen caballo que sigue a otros.
Es propicio tener conciencia del peligro y perseverar.
Día a día ejercítate en el gobierno del carruaje
y la defensa armada.
Es propicio tener a dónde ir.
* Según H. Wilhelm es esta la única vez que aparece en el libro el ideograma que significa defensa armada. Otra posible lectura de esta sentencia: “Se ha dicho: enciérrate y ejercítate en…” Anuario Eranos, T. XX, pág. 348. (N. del T.)
Se despeja el camino. La inhibición ha cesado. Uno está vinculado a una fuerte voluntad que opera en un sentido coincidente. Se avanza como un buen caballo que sigue a otro. Pero aún continúa la amenaza de peligro ante la cual debe uno permanecer alerta, a fin de no permitir que lo despojen de su firmeza. Así, por una parte, es preciso ejercitarse en lo que lleva hacia adelante y, por otra parte, en lo que protege contra cualquier ataque inesperado. En tal caso es bueno tener una meta hacia la cual encaminarse con todo empeño.
Seis en el cuarto puesto significa:
La tablilla protectora de un joven toro.
¡Gran ventura!
Esta línea y la subsiguiente son las que doman y refrenan alas de abajo, empeñadas en avanzar. Antes de que a un toro le crezcan los cuernos, se coloca sobre su frente una tablilla protectora cuya función es la de impedir que, una vez crecidos los cuernos, éstos puedan lastimar. Prevenir el brote de ferocidad antes que se manifieste es una buena forma de domesticación. De este modo se obtiene un éxito fácil y grande. *
* C. G. Jung (Lo inconsciente, Losada, Buenos Aires, 1965), anota: “Como es sabido, el proceso cultural consiste en una doma progresiva de lo animal en el hombre; es un proceso de domesticación que no puede llevarse a cabo sin rebeldía por parte de la naturaleza animal, ansiosa de libertad.” (N. del T.)
Seis en el quinto puesto significa:
El diente de un jabalí capón. ¡Ventura!
Aquí la doma de lo que puja impetuosamente hacia adelante se ha logrado de un modo indirecto. El colmillo del jabalí es de por sí peligroso; pero si la naturaleza del jabalí se modifica, éste pierde su peligrosidad. Así, pues, no hay que combatir la ferocidad directamente, aun tratándose de seres humanos; antes bien es preciso extirpar las raíces de la ferocidad.
Al tope un nueve significa:
Se alcanza el camino del cielo. Éxito.
El tiempo de la represión ha pasado. La fuerza largamente acumulada gracias a la represión, se abre camino y obtiene gran éxito. Se trata de un sabio, honrado por el gobernante, cuyos principios llegan a imponerse y modelan el mundo.
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