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Ko / La Revolución 49
arriba Tui, Lo Sereno, el Lago
abajo Li, Lo Adherente, el fuego
La revolución nos cuenta cómo se dan los cambios en el I Ching, el Libro de los Cambios.
Sabemos que todo cambio implica tiempo. Son procesos internos y externos y se dan cuando es el momento. Como expresa el texto:
“El signo se refiere originalmente a una piel animal que, en el transcurso del año, se modifica en función de la muda. De ahí la palabra es transferida a las mudas que tienen lugar en la vida estatal, a las grandes revoluciones que se producen por cambios de gobierno”
Nosotros le agregaremos obviamente en la vida de cada uno de nosotros cuando un ciclo termina, cuando hay algo que necesita darse vuelta, para dar comienzo a una nueva etapa una nueva manera, por eso habla de la muda de esta piel que me acompañó hasta aquí, pero se encuentra reseca y rígida por lo cual necesita ser mudada.
Para eso necesitamos mantenernos serenos y abiertos como el Lago. Pero sobre todo lo que necesitamos es la claridad interna, que nos aporta el fuego , para poder hacernos dueños de los cambios, pudiendo ver lo que cada momento nos propone.
El movimiento continuo e incesante del Yin Yang es el movimiento del día Yang cuando se transforma en noche Ying. Eso es una revolución moviéndose y revolucionándose cíclicamente.
Dentro del lenguaje astrológico La Revolución Solar es el momento cuando, desde la perspectiva de la Tierra, el sol regresa a su posición natal. Recordemos que una de las imágenes para el Fuego es el Sol. Siendo una guía que nos ayuda a encarar nuestro año solar (de cumpleaños a cumpleaños) con mayor conciencia respecto a los cambios que nos propone la vida para esta nueva etapa. Como si habláramos del clima energético, que nos acompañará.
SIGNOS NUCLEARES
Observemos que en este signo El Fuego tiene un movimiento ascendente el Lago también tiene un movimiento ascendente y el Cielo, como nuclear superior, también tiene un movimiento ascendente. El único trigrama que tiene un movimiento descendente es el viento y justamente es el que baja la información del cielo y en alguna medida obliga a todos los demás a revolucionar. Porque hay algo que necesita ser renovado.
Además, estando el Cielo adentro como uno de los nucleares, le da además de fuerza, un profundo sentido a esta renovación o revolución, por eso habla de Justicia. Sabemos que cada vez que aparece el trigrama Cielo se encuentra implícito el tema del tiempo, es por eso el hexagrama nos habla constantemente en esperar el tiempo justo. También el tiempo que le lleva a nuestra consciencia ajustarse a los cambios que nos propone la vida, sobre todo si estos vienen desde afuera.
LAS LINEAS
Las líneas nos mostraran la posibilidad de generar los cambio, según el momento y la posición que ocupe.
Toda Revolución necesita gestarse y la primera línea, nos muestra este proceso. Es una línea fuerte en un puesto fuerte qué podría iniciar con mucha energía y potencia, está tentada a salir disparada. Sin embargo, el I I Ching nos dice – anda despacio, no te apresures- por eso nos envuelve en la piel de una vaca amarilla, como si nos abraza y dijera conteniéndonos. Necesitamos tener claridad, estrategia. -Sí vas a emprender una revolución, hacelo tranquilo. – Pensemos que adentro está la claridad y afuera está los serenos entonces la revolución no es intempestiva como si estuviese el trueno. Acá, no está el trueno, lo que hay es la claridad del fuego y la serenidad del lago, también hay fuerza, pero podremos aplicarla en el momento justo. Antes, necesitamos evaluar todas las opciones.
Luego de haber visto distintas alternativas pareciera que no queda otra opción más que iniciar la revolución. Esta segunda línea es la central del fuego, por eso tiene claridad. Pero también es la línea inferior del Hexagrama Nuclear Ir al Encuentro (44), esta muchacha poderosa que va al encuentro. Es la ideóloga, la que inspira la revolución.
La tercera línea nos da una pauta para detectar el momento de movernos. Si nos llegan señales de diferentes lugares que nos dirigen hacia un mismo punto, no puedo dudar en seguirlas. En ese aspecto, El tres es un número mágico .El numero uno plantea una opción, en el dos aparece la polaridad y el tres genera el movimiento. Fíjense que si en una consulta tengo tres yang o tres Yin esa línea se mueve en esa dirección.
La cuarta línea son las bases en las cuales se sostiene la revolución. Cambiar el orden estatal es cambiar también de trabajo, cambiar de casa, cambiar de vida, cambiar de profesión, de ciudad … de país. Sea cómo o sea las revoluciones son internas y externas.
En La quinta línea los lineamientos del cambio son claros y definidos como las rayas de un tigre. Aquí no hay ninguna duda. El I Ching habla de la sabiduría y claridad en el cambio característico de los sabios. Por eso el noble cambia como un tigre. Esta, siendo la línea regente del hexagrama es a la que se refiere el dictamen cuando dice “…en tu propio día encontrarás fé”. Es quien esta conectado con su centro más lúcido de tal forma que ni siquiera hace falta consultar al I Ching.
La sexta línea se diferencia de la anterior donde el lineamiento era claro. En cambio, acá las señales no son tan claras. En este momento se está terminando el tiempo de Revolucionar. Aquí el I Ching diferencia nuevamente al Noble y al vulgar que coexisten como dualidad interna, como aspectos de la personalidad. En la imagen de La Pantera, la persona Noble cambia hasta donde puede, y aquí no le da para mucho más. Quizá solo pueda ajustarse al cambio como las pequeñas manchas de la pantera, como detalles. Sin embargo sigue sujeto a condicionamientos, creencias, queda sujeto a reacciones que surgen automáticamente, sin poder reflexionar.
Ahora, Los inferiores hacen de cuenta que cambian por conveniencia, cuando en realidad es solo una máscara. Es por eso que el I Ching nos invita a trabajar en la identificación de estos aspectos en nosotros mismos.
En nosotros esta el cambiar como un tigre, como una pantera o simplemente simular el cambio a través de una máscara o maquillaje superficial.
Hasta la próxima
Laura Paradiso
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en la versión de Richard Wilhelm leemos:
Ko / La Revolución
arriba Tui, Lo Sereno, el Lago
abajo Li, Lo Adherente, el fuego
El signo se refiere originalmente a una piel animal que, en el transcurso del año, se modifica en función de la muda. De ahí la palabra es transferida a las mudas que tienen lugar en la vida estatal, a las grandes revoluciones que se producen por cambios de gobierno. Las dos figuras de que se compone el signo son, como en el caso de K’uei, “El antagonismo” (Nº 38), las dos hijas menores Li y Tui. Pero mientras que allí la mayor de las dos se sitúa arriba, causando así fundamentalmente tan sólo un antagonismo de tendencias, en este caso se sitúa arriba la menor, y los efectos son encontrados: las fuerzas se combaten entre sí como el fuego y el agua (lago), tratando cada una de ellas de destruir a la otra. De ahí la idea de revolución.
EL DICTAMEN
La Revolución.
En tu propio día encontrarás fe.
Elevado éxito, propicio por la perseverancia.
Se desvanece el arrepentimiento.
Las revoluciones estatales son algo sumamente grave. Hay que recurrir a ellas únicamente en caso de extrema emergencias cuando ya no queda otra salida. No cualquiera está llamado a ejecutarlas, sino únicamente aquel que goza de la confianza del pueblo, y también éste sólo cuando haya llegado la hora Debe procederse al respecto de un modo correcto, causando alegría en el pueblo e impidiendo, mediante el esclarecimiento, los excesos. Por otra parte es menester que uno esté libre por completo de objetivos egoístas y realmente subsane la miseria del pueblo. Únicamente así no habrá nada de que arrepentirse.
Los tiempos cambian y con ellos las exigencias. Así cambian las estaciones en el curso del año. Así también en el año cósmico hay primavera y otoño de pueblos y naciones, que requieren transformaciones sociales.
LA IMAGEN
En el lago hay fuego: la imagen de la revolución.
Así ordena el noble la cronología
y clarifica las épocas.
El fuego abajo y el lago arriba se combaten y se destruyen recíprocamente. Así también en el transcurso del año tiene lugar una lucha de la fuerza luminosa con la oscura, que repercute en las revoluciones de las estaciones del año. El hombre se hace dueño de los cambios de la naturaleza cuando reconoce su regularidad y distribuye en forma correspondiente el curso del tiempo. Con ello se introduce el orden y la claridad en el cambio, aparentemente caótico, de las temporadas y uno puede tomar anticipadamente las previsiones necesarias, de acuerdo con las exigencias de las diferentes épocas.
LAS DIFERENTES LINEAS
Al comienzo un nueve significa:
Uno es envuelto en la piel de una vaca amarilla.
Los cambios sólo deben emprenderse cuando ya no queda otra posibilidad. De ahí que, por lo pronto, sea necesaria una extrema reserva. Uno ha de afirmarse completamente en su interior, moderarse -amarillo es el color del centro, la vaca es símbolo de la docilidad- y no emprender nada por el momento, pues toda arremetida prematura tendrá malas consecuencias.
Seis en el segundo puesto significa:
Llegado el propio día, se puede revolucionar.
Partir trae ventura. Ningún defecto.
Cuando ya se ha ensayado todo con el fin de reformar las circunstancias, sin obtener éxito, surge la necesidad de una revolución. Empero, semejante cambio, de profundas consecuencias, debe ser debidamente preparado. Es preciso que haya un hombre que posea las aptitudes necesarias y que goce de la confianza pública. Hacia un hombre tal es dable orientarse en este caso. Esto traerá ventura y no será un error. Se trata por de pronto de la posición interior que ha de adoptarse frente a lo nuevo, lo que está por llegar. Hay que salir, por así decirlo, a su encuentro. Únicamente de este modo se prepara su advenimiento.
Nueve en el tercer puesto significa:
Partir trae desventura. La perseverancia acarrea peligro.
Cuando la palabra acerca de la revolución se haya proferido
tres veces, será bueno dirigirse a él y se hallará fe.
Cuando se requiere el cambio, hay dos errores que deben evitarse. Uno consiste en proceder con excesiva celeridad y desconsideración, que atrae la desventura. El otro es una vacilación superconservadora, que también resulta peligrosa. No se debe prestar oído a toda voz que reclama el cambio de lo existente. Pero tampoco deben cerrarse los oídos a quejas reiteradas y bien fundadas. Cuando por tres veces le llega a uno el clamor por el cambio, y se ha reflexionado lo suficiente, deberá prestársele fe y hacérsele caso; entonces también uno encontrará fe y podrá lograr algo.*
* Compárese, en el cuento de Goethe, la triple exclamación: “Ha llegado la hora”, antes de que se produjera la gran revolución.
Nueve en el cuarto puesto significa:
Se desvanece el arrepentimiento. Se halla fe.
Cambiar el orden estatal trae ventura.
Los cambios que conmueven los cimientos requieren la necesaria autoridad. Debe disponerse tanto de fuerza interior de carácter, como asimismo de una posición influyente. Lo que se emprende ha de estar en concordancia con una verdad superior; no es lícito que surja de motivaciones arbitrarias o mezquinas. Si se dan estas condiciones, la empresa aportará gran ventura. Cuando una revolución no se funda en semejante verdad interior, indefectiblemente acarreará males y no tendrá éxito. Pues en última instancia los hombres sólo apoyan aquellas empresas cuya justicia interior perciben instintivamente.
Nueve en el quinto puesto significa:
El gran hombre cambia como un tigre.
Aún antes de indagar el oráculo, encuentra fe.
Una piel de tigre, con sus rayas negras sobre fondo amarillo, bien visibles, se percibe desde lejos en su nítida estructuración. Lo mismo ocurre con las revoluciones que lleva a cabo un gran hombre: aparecen visiblemente grandes y claras líneas directivas, comprensibles para todos. De este modo, ni siquiera le hace falta consultar el oráculo, pues por sí mismo el pueblo se le adhiere.
Al tope un seis significa:
El noble cambia como una pantera.
El inferior muda en la cara.
Partir trae desventura.
Permanecer en perseverancia trae ventura.
Luego de haberse resuelto los grandes problemas básicos, todavía resultan necesarias ciertas transformaciones de detalles y ejecuciones más precisas. Éstas pueden compararse con las manchas nítidas asimismo, pero más pequeñas, de la piel de pantera. En consecuencia también entre los de baja condición se realiza un cambio. También ellos mudan de acuerdo con el nuevo orden, aunque por cierto esta muda no cala muy hondo. En verdad tampoco era de esperar tal cosa. Hay que conformarse con lo que es posible. Si uno quisiera ir demasiado lejos y pretendiera logros excesivos, provocaría inquietud y desventura. Pues aquello a que debe aspirarse en virtud de una gran revolución, son condiciones claras y sólidas que confieran tranquilidad general con lo que por el momento es posible.
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